Ya hemos concluído la tercera semana de nuestro Seminario de formación sobre el carisma palautiano. Esta semana hemos profundizado en la relectura del carisma a través de la historia de nuestra congregación que nos ha marcado mucho. Quien nos ha acompañado esta semana es Orlando Carvallo, lacio chileno, que nos dio de manera cronológica las generaciones que han formado la historia de nuestra Congregación. Esto nos ayudó a tomar conciencia de que nuestra familia religiosa es fruto de la experiencia mística eclesial de nuestro padre fundador, el Beato Francisco Palau y Quer, y a tomar conciencia y alorar más el testimonio de perseverancia, fe, y la esperanza de nuestras hermanas mayores que resistieron a tantas dificultades que encontraron en su camino. Los llevamos en nuestras oraciones y pedimos la gracia del Espíritu Santo para que podamos mantener encendida esta llama del carisma.
En el siguiente módulo, Orlando nos habló de la MISIÓN COMPARTIDA. Saber que somos misión y que todos aspiramos a la santidad. Profundizamos en algunas claves de la misión compartida según distintos autores. Es muy importante poder identificar lo que hay en común entre religiosos y laicos; identificar lo que nos diferencia y vivir en unión pero sin confusión. Encontrarnos en un nuevo ecosistema eclesial y sociocultural. Ciertamente este es un proceso a seguir, un camino a realizar juntos.
Tuvimos el segundo fin de semana de ruta Palautiana. En esta oportunidad visitamos la casa natal de nuestro padre fundador en Aitona, donde oramos y seguimos profundizando en el tema; Barcelona, donde demás de visitar los lugares palautianos, compartimos fraternalmente con las Carmelitas Misioneras de Vallcarca que nos acogieron con muchos detalles de cercanía y también nuestras hermanas CMT de la comunidad de Nazaret que nos invitaron a comer y con quienes pasamos un agradable momento; visitamos también Montserrat y los lugares palautianos en Lérida. Todas estas visitas no sólo fueron un recorrer, sino hacer memoria agradecida y recuerdo orante de lo que cada uno de estos lugares significó para la vida del Padre Palau y siguen significando para nosotros, miembros del Carmelo Palautiano de cara al camino que seguimos recorriendo.
La experiencia de esta semana ha avivado y fortalecido el sentido de pertenencia a nuestra familia religiosa y la conciencia de ser familia religiosas y laicos que vibramos al son de una misma melodía, la de la Espiritualidad Palautiana. Que el Espíritu Santo siga encendiendo en nosotros el fuego de la pasión por la Iglesia, fuente de nuestra felicidad.