Para el grupo de hermanas que estamos en Roma, con motivo de las Bodas de Oro, ha sido una gracia el estar presentes, aquí, este día. En la casa general, como centro de la Congregación, hay hermanas de diversos continentes y vivir en ella esta fiesta, nos hace sentir unidas y en comunión, con todas las hermanas que la componemos. Todas han aportado sus mejores cualidades para su preparación: la capilla, la liturgia, el comedor, la cocina, los detalles, etc.
La Eucaristía ha sido el punto focal de la jornada. El P. Marco Chiesa, postulador de la Orden, presidió la Eucaristía, y en su homilía ha resaltado, la figura de Palau como un enamorado, y un luchador por la causa de la Iglesia, su Amada. Muchos Padres OCD de diferentes comunidades de Roma han concelebrado, entre ellos el P. Martín Martínez, definidor de la Orden; también los padres de Marian Hill con el P. Michael Mass, superior general de la Congregación y el sacerdote comboniano, Alberto Silva.
El ágape fraterno ha sido un compartir en hermandad, sencillez y cercanía, no sólo la comida, sino también la alegría y el gozo del encuentro entre hermanos.
De la fiesta nos ha quedado un sabor a hermandad, a comunión, a unidad congregacional, por la variedad de nacionalidades que, unidas por la vocación y el carisma, vivimos la misión que Francisco Palau nos legó.