INFORMES Y COMUNICACIONES SOBRE LA TRATA DE PERSONAS
El alimento espiritual y un desayuno fraterno han sido las primeras experiencias de la mañana. En la Eucaristía, el P. Pedro Deza, carmelita descalzo, rescató el significado eucarístico del logo capitular, el reto de vivir la comunión y custodiar la vida las unas de las otras, la vida de la Iglesia herida que grita herida. También la responsabilidad en el discernimiento del órgano de decisión que es un capítulo general, el compromiso de custodiar la vida para renacer en comunión. En la VIII Jornada de los Pobres, en su homilía nos ha recordado que la oración del pobre sube hasta Dios.
Media jornada ha quedado a disponibilidad de las capitulares. El compartir fraterno, visita a las hermanas de la casa provincial y un largo paseo han amenizado el mediodía.
A la vuelta, pasamos a la sala capitular para la presentación del informe de la TRATA DE PERSONAS y la respuesta a nivel de la congregación a esta lacra horripilante. La historia de denuncias y lucha contra la trata de algunas carmelitas misioneras teresianas, como Martha Pelloni, ha vuelto a tomar más fuerza en los últimos años con la denuncia realizada por la hermana Marcela y lo que llegó a continuación. Esta última se unía a la sesión de la tarde para presenciar y compartir su testimonio con nosotras.
Contemplamos el visionado del video basado en los testimonios recogidos en el libro «Vuestros nombres están escritos en el cielo», un testimonio de las personas víctimas o sobrevivientes de la trata; vidas destrozadas por la violencia, el abuso… vidas rotas, quebradas, rescatadas. Los alumnos del Instituto Santa Teresa de Goya (Argentina) han teatralizado algunos de ellos.
La Animadora General dió lectura al informe que ha conmovido profundamente a las oyentes, llevándonos a expresar el agradecimiento por la valentía de las que denuncian el crimen y acompañan las vidas de las víctimas, sus procesos de liberación y sanación. También provocó el dolor y deseos de conversión a nivel personal y congregacional para vivir como nos pide la Iglesia sufriente.
Hizo sentirnos interpeladas y movidas a hacer algo por continuar con esta acción pastoral, adherirnos a la causa de lucha contra la trata de todas las formas posibles, cada una en el lugar donde estemos. Abrir el oído y escuchar el grito de la Iglesia maltratada, y buscar responder a sus necesidades.
Finalmente, tras una breve pausa para cenar, compartimos la reflexión y algunas preguntas que surgían en torno a este tema que nos traspasa y resuena como la voz de Dios en las conciencias. Confesamos que es una obra de Dios, que la fuerza del Espíritu viene reconstituyendo el Cuerpo lacerado, que hay mucha vida.
A modo de despedida, la hermana Marcela nos invitaba a proteger la vida, empezando por cuidarnos mutuamente y a todos alrededor, con determinada determinación, tomando el camino de perdón y reconciliación, de sanación y custodia de la vida.
PUBLICACIONES EN IDIOMAS DEL LIBRO «Vuestros nombres están escritos en el cielo»