I Estación

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos; que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

 

Mt 27, 22-24: Pilato preguntó: «¿Qué hago con Jesús, llamado Cristo?». Respondieron todos: «¡Crucifícalo!». Pilato replicó: «¿Qué ha hecho de malo?». Ellos, entonces, gritaron con más fuerza: «¡Crucifícalo, crucifícalo!». Cuando vio que no podía hacer nada y que la gente se agitaba todavía más, Pilato se hizo traer un poco de agua, se lavó las manos delante de la turba y dijo: «¡Yo no soy responsable de la muerte de este hombre, es asunto vuestro!»

– Francisco, sensible a la pasión de Jesús, nos relata las razones de esta primera estación:

“Jesús es arrastrado de tribunal en tribunal, que se le forma causa con fingidos delitos y en el tribunal de los hombres es condenado a la espantosa muerte de cruz para que por nuestros delitos verdaderos no seamos nosotros dejados en la sentencia de abandono, para que ésta sea revocada y reintegrados nosotros en los plenos derechos de hijos de la Iglesia”. (Lucha 69, 205)

Silencio Meditativo

¿Cómo hemos actuado frente a nuestros hermanos, cuerpo de Cristo?

 

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