II Estación

Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, que por tu Santa Cruz redimiste al mundo.

 

Jn 19, 13-17: Pilato hizo conducir fuera a Jesús. Después se sentó en una tribuna, en el lugar que llaman El Enlosado. Era la víspera de la Pascua, hacia mediodía. Pilato dijo a la turba: «¡Aquí tenéis a vuestro Rey!». Pero ellos gritaron: «¡Fuera, fuera, crucifícalo!» Entonces los guardas tomaron a Jesús y lo llevaron fuera de la ciudad forzándolo a llevar la cruz sobre los hombros.

 

El Padre Palau nos muestra como el Cristo con la cruz a cuestas revive su pasión en cada misa:

“Jesús se ha ofrecido verdaderamente a recibir sobre sus espaldas todos los azotes (…) Verdaderamente ha recibido Jesús con voluntad ardentísima, con la más profunda humildad y paciencia todos los azotes que vuestra justicia debía descargar sobre nuestras cabezas. El huerto de las amarguras, las casas de Anás, de Caifás, de Herodes y Pilatos, las calles y plazas de Jerusalén, toda la ciudad con sus habitantes, esta montaña santa, este altar, este templo, el cuerpo sacrosanto de Jesús con todas sus llagas, la sangre del cáliz que el sacerdote tiene en sus manos y todos los instrumentos de la pasión de Jesús son testigos de todo esto”. (Lucha 74, 209)

 

Silencio Meditativo

¿De que manera me vuelvo consciente que al comulgar, me uno y enraizó con todos mi hermanos, con todos los hombres?

 

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