Cristo ha resucitado ¡Aleluya!

¡Alegrémonos y gocemos! ¡Cristo está vivo! ¡Cristo ha vencido la muerte! ¡Cristo nos regala vida nueva!

En este día de gloria, dejemos atrás las vendas y el sudario y recibamos la gracia de la Resurrección; dejémonos liberar de toda señal de muerte en nuestras vidas.

Unámonos a María Magdalena, a Pedro y a otro discípulo en el asombro frente a la muerte vencida. Y aunque muchas situaciones y realidades quieren robarnos la esperanza y la fe, no nos dejemos robar… Nosotros sabemos que Cristo es Señor de la Vida y vencedor de la muerte. La tumba de las o desesperanza, las injusticias y las oscuridades se ha llenado de luz; las mortajas de nuestros pecados, ataduras, adicciones y esclavitudes han caído; la soledad del sepulcro se ha transformado en lugar de comunidad que se sobrecoge ante el misterio de la vida victoriosa.

Como estos tres discípulos, inclinemos el corazón para poder entender el misterio de la Redención… Quien tiene el corazón lleno de ideas, argumentos y razones no va a descubrir nada porque ya tiene todas las respuestas…

Inclinémonos con un corazón de niño… de niña… para poder  creer lo que vemos; contemplemos la realidad, la historia, las dinámicas humanas con una mirada limpia que nos permita descubrir tanto signo de vida que nos rodea; llenémonos de esperanza porque  ya sabemos que las tumbas del egoísmo, la violencia, la confusión, la maldad serán vencidas, dejémonos alcanzar por el misterio…y luego… transformémonos en anunciadores, como la Magdalena, portadores y portadoras de Buenas Nuevas, hombres y mujeres “que madrugan” para visitar a su Señor, que corren para comunicarlo, que forman comunidad para celebrarlo y  continuar su misión.

Esa comunidad de María Magdalena, Pedro y el otro discípulo sólo creyeron cuando vieron tendidos los lienzos el sudario. La sociedad, nuestras familias, nuestras comunidades sólo creerán cuando en nuestra vida de los seguidores de Jesús Resucitado, vean tendidos los signos de muerte.   Podremos proclamar a Cristo, anunciar el evangelio, y hacer mil piruetas pastorales bellas, modernas, elaboradas, pero el testimonio, es lo que el otro verá y creerá.

Esta Pascua 2019 en que todo es nuevo -fuego nuevo, cirio nuevo, creación nueva, historia nueva Vida Nueva. –  sea para cada uno de nosotros y para todos el principio de una Humanidad nueva…viva…libre…con futuro de fraternidad y gloria, aquí y en la eternidad.

En el camino han quedado los miedos, las dudas, las incertidumbres los afanes, Cristo ha resucitado y yo con Él.

 

¡Feliz Pascua de Resurrección!

¡Aleluya!

CMT América