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Hoy reflexionaremos sobre estas dos actitudes básicas y esenciales en un estilo de relaciones fraternas.

Comenzamos este momento de oración, declarando nuestro deseo y decisión de cuidar nuestra casa común y cuidarnos entre quienes la habitamos.

PIDAMOS LA GRACIA DE expresar nuestra vocación al Amor desde el cuidado y la ternura especialmente volcado hacia los más débiles, los más pobres, los más necesitados.

De Fratelli Tutti :

“Cuidar el mundo que nos rodea y contiene es cuidarnos a nosotros mismos. Pero necesitamos constituirnos en un “nosotros” que habita la casa común”.

“Incluso en la política hay lugar para el amor con ternura: a los más pequeños, a los más débiles, a los más pobres; ellos deben enternecernos y tienen el ‘derecho’ de llenar nuestra alma y nuestro corazón; sí, son nuestros hermanos y como tales debemos amarlos y tratarlos de esta manera”.

De nuestras Constituciones:

“La conciencia de ser Cuerpo, nos compromete con el cuidado de la vida, la promoción de la salud integral y la atención a los miembros más vulnerables.

 Siguiendo las huellas de Francisco Palau, nuestra acción en esta área implica no sólo hacer presente la ternura y la misericordia de Dios hacia quien sufre, sino también acompañar a la humanidad postrada por el dolor hacia el fin para el que fue creada: la comunión”.

“Cuidad, Señor, de mí y yo cuidaré de vos, yo cuidare de vos y vos cuidaréis de mí, yo me ocuparé al bien de vuestro cuerpo místico… y vos cuidaréis de mí” Cta. 42,1.-
 

Nuestro corazón, aunque es de carne, a veces se endurece un poco. En unas ocasiones es por miedo al dolor. En otras por la propia historia, que nos hace fríos o inseguros. Pero, al final, es de carne, y late, y vibra y se estremece o se enamora y es corazón amante y amigo y hermano y prójimo. Solo así aprendemos a acoger, a acompañar, a estar dispuestos para cuidar a otros, a muchos, ojalá a todos… Y ahí, en la ternura, somos de verdad personas, humanos e imagen tuya, Señor.

 

Escucha esta canción, pensando que es la Iglesia que te habla y que reclama tu cuidado, haz presente especialmente a esta Iglesia por la que hemos intercedido en estos días…

 Al ESCUCHARLA, te invito a dejar que tus ojos VEAN y que tu corazón HABLE, responda, entre en diálogo con la Iglesia… TOCANDO cada realidad que se haga presente en este momento…, puedes hacerlo en el silencio de tu corazón o libremente también elevar una plegaria con tu respuesta al finalizar de escuchar…

Canto: Cuidame (Pedro Guerra y Jorge Drexler)

Al finalizar repetimos juntas a una voz con el padre Palau:
“Cuidad, Señor, de mí y yo cuidaré de vos, yo cuidare de vos y vos cuidaréis de mí, yo me ocuparé al bien de vuestro cuerpo místico… y vos cuidaréis de mí” Cta. 42,1.-
 OREMOS: ¡Oh, Dios, Padre omnipotente y misericordioso! Te damos gracias y te bendecimos porque infundiste en el corazón del Beato Francisco Palau un amor singular a la Iglesia, cuerpo místico de Cristo, le descubriste su belleza figurada en María y lo iluminaste para servirla con la oración y el apostolado. Concédenos su pronta canonización en la Iglesia y ahora la gracia especial que por su intercesión te pedimos……………………. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén