Ser mujer de fe, mujer de comunión, de escucha atenta. Vivir la comunión, la fraternidad; en relaciones desde la libertad, la sinodalidad, la fe… En actitud de servicio. Hacer vida la Encarnación y la Eucaristía. Construir una cultura del cudado, prestar atención a la fragilidad propia y la de otros, vivir desde la humildad para ser expertas en la humanidad. Descubrir la belleza de la creación y de la persona. Ser puentes, crear comunión, sanar, salvar, reconciliar. Devolver al otro su belleza, empezando por reconocerlo. Emprender el camino encarnatorio: inculturarse. Pasar de lo multi a lo inter. Llamadas, desafíos, misión que todo eso implica.

Acompañadas, real o virtualmente, por dos religiosas Esclavas del Sagrado Corazón – hermanas Rosario García e Isabel Fernández ACI – las asambleístas han dedicado toda una jornada a la reflexión orante de las conferencias preparadas con este fin. Personalmente y en grupo se han puesto a la escucha de la novedad o resonancia que contenían las charlas con lo que anida en el corazón de cada una.

A la reflexión personal ha seguido un compartir en grupos. La sesión plenaria a la tarde ha sido espacio de escucha de esta reflexión compartida e reinterpretada por las dos ponentes. Ha brotado de los corazones de todas las participantes el agradecimiento a las Esclavas del Sagrado Corazón que magistralmente han pautado esta jornada de iluminación.

Si tienes curiosidad, una pequeña galería de la jornada.