Pierre es, por primera vez, el portavoz del grupo. Su declaración es contundente. Y justo. Pero sigue siendo ambiguo. Porque el Mesías puede entenderse como el Rey de Israel, el libertador del poder extranjero. Y este no es el caso. Jesús no está allí para suplantar al César, sino para dar testimonio de quiénes son tanto el verdadero hombre como el verdadero Dios.
Y Jesús cuenta abiertamente a dónde debe ir para estar en verdad consigo mismo. Amar sin medida, hasta consentir el sufrimiento de amar, de entregarse, de ser abandonado y despreciado. No retener nada de sí mismo, porque está ahí y sólo ahí donde él es Salvador y Señor. Posición posiblemente opuesta a un mesías político. ¡A Pedro, además, no le gusta lo que dijo Jesús! ¡Extraña inversión donde el discípulo reprende al Maestro!
Quizás estemos muy a menudo en el mismo lugar que Pedro. Querer que nuestro Dios nos dijera lo que nos haría felices, nos reconfortaría en nuestras representaciones y nuestras ideas y sobre todo no nos pediría involucrarnos en cuerpo y alma. Pero ahora no es así y el camino del discípulo también será hacia Jerusalén. La de ayer como la Jerusalén de hoy para nosotros: un lugar donde se revela la verdad de nuestra vida y de nuestros compromisos misioneros. Jerusalén donde se hará esta increíble confesión de fe: la del centurión mirando al crucificado: «¡Este era verdaderamente hijo de Dios!» «(Mt 27, 54)
Y el Padre Palau nos anima en estos términos:
“Comienza a mirar, a contemplar y meditar en Jesús crucificado, el cuerpo moral suyo que es la Iglesia llagada por las herejías y errores y pecados; y en fruto de esta meditación nota bien lo que voy a decirte. Rendida al pie de la cruz, adórala, y ofrécete, date y entrégate toda a Él para que en ti y por ti y contigo haga lo que le pazca. Ofrécete en el santo sacrificio de la Misa juntamente con Jesús, en sacrificio, en expiación de tus culpas y de las de todo el mundo; y… negocia en el cielo la cura y el alivio de Jesús paciente en su cuerpo místico crucificado” Escritos p. 1081.
¡Que podamos decir y hacer lo mismo, desde el fondo de nuestro corazón!
CARMELITA MISIONERA TERESIANA-ÁFRICA
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