Hace poco tiempo, la Iglesia, en la Palabra de Dios, nos presentaba el episodio del Pan de Vida en el capítulo VI de San Juan. Lo mismo ocurre con este domingo en que la Palabra de Dios se funda esencialmente en el Pan que da vida.

Cuando Cristo Jesús declara que él es el pan de vida, se puede pensar que se está refiriendo a la Eucaristía, y es verdad. Jesús quiere dar su vida a los hombres. Porque les trae la verdadera comida que es la fe misma en ÉL. Los judíos murmuraron porque no entendieron. No sabían escuchar. Ellos no creyeron.

Sin embargo, es cierto para los creyentes, Jesús es el pan de vida que se da como alimento. Cristo es el don del Padre a los hombres.

Ya en el prólogo de San Juan en el capítulo I, está escrito, «… El Verbo se hizo carne…». Esta carne encarnada del Hijo de Dios se da para comer. En ambos aspectos, Jesús nos da el pan, su carne, y al mismo tiempo somos enseñados por Dios a través de Él, Verbo Eterno. Podemos decir que existe un vínculo entre la encarnación del Hijo de Dios y el don de la Eucaristía, que es un don diario para alimentar nuestra Fe.

La vida recibida de Cristo no termina aquí en la tierra. Jesús dijo que descendió del cielo y que quien coma este pan de vida eterna vivirá para siempre. Esta vida eterna a la que se hace referencia aquí es una vida articulada con la eternidad de Dios. Este Dios, nuestro Padre, hacia quien, Jesús elevó la oración sacerdotal (Jn. 17): «… que te conozcan, a ti, único Dios verdadero…».

También, vivir para siempre, no es una vida estática. Va más allá del marco de nuestra vida presente. Es una vida de totalidad, incluso en nuestras pruebas, nuestro propio sufrimiento, en nuestras alegrías. Por eso tenemos que rendirnos a su voluntad. Debemos respetar la vida. Este texto de Deuteronomio 30, es una llamada: Dios dice: «Yo he puesto delante de ti la vida y la muerte, así que elige la vida para que tú y tu descendencia vivan…». Debemos poner la vida en el centro de nuestro entendimiento.

Después de escuchar a Jesús, pan y palabra:

  • ¿Podemos escuchar la Palabra del evangelio hoy con un corazón nuevo y cumplir con sus exigencias en la fe?

El Pan de Vida nos llama a la vida:

  • ¿Somos generadores de vida en nuestro entorno para que los que nos rodean crean en Cristo, el Mensajero del Padre y que se entrega permanentemente?

El Salmo 33, que acompaña a las lecturas de este domingo, es un llamado para que el hombre de hoy sea ‘Pan de hermandad’ para los demás y al acción de gracias: “Probad y ved qué bueno es el Señor… Un pobre grito; el Señor lo oye… Lo salva de todas sus angustias… Bienaventurado el que encuentra su refugio en él «.

CARMELITA MISIONERA TERESIANA – ÁFRICA

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