Cuando las penas y contradicción que por causa de Dios y de la virtud nos vienen, son de larga duración, necesitamos otra especial virtud: la perseverancia. El martirio es su acto principal, heroico, y es sufrir con firmeza hasta dar la vida por Dios.

Los claveles de color blanco, salpicados de rojo, son los más propios para simbolizar esa virtud. Pero necesitamos otra yerba que dé sus perfumes cuando la pisen y compriman: tal es la zamba, una yerba muy aromática pero sin flor. Unida a los claveles, los adorna, y estos la embellecen a ella.

Una pena prolongada muchos años y durante la vida entera del hombre, apura su paciencia. Prueba su constancia, su firmeza y su valor.

Maria sufrió la persecución por causa de su Hijo; y muerto Jesús, sufrió la persecución que vino sobre la Iglesia recién nacida. Sufrió por nosotros un martirio espiritual.

La intención para este día:

Que los que se sienten al borde de su paciencia, especialmente los enfermos en la fase final, se sientan fortalecidos.

Me pregunto hoy

  • ¿Cómo me comporto cuando una tribulación tiende a prolongarse?

 

Pido a María que haga agradable a Dios mi ramillete, que me ayude cultivar estas actitudes frente al sufrimiento prolongado.

Me comprometo a llevar hasta el fin y con Jesús, mis cruces de cada día sin murmurar.

 

Encomiendo a María estas flores y le digo:

Señora: Ahí tenéis mi ramillete como señal de mi firmeza y constancia en sufrir y sufrir hasta dar la vida por Vos. Mi vida os pertenece y mi sangre; os la ofrezco. Yo os prometo perseverar firme en vuestro servicio hasta la hora de mi muerte. Aceptad mi ofrenda.

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